Hoy, bien prontito todavía. ¿Qué voy a hacer con mi día?. Todas las posibilidades están ahí.
Desde elegir hacer una cosa u otra hasta elegir cómo quiero llevarlo a cabo, incluso la actitud que me acompaña en el hacer.
¿Qué acabo de decir?, ¿suena raro?, ¿Inalcanzable?…
Supongo que para muchas personas sea una utopía, mientras que para otras sea algo fácil de conseguir y sin mucho esfuerzo. Está claro que se convierte en un imposible si uno no se lo plantea, simplemente se deja ir sorteando lo que le vaya viniendo sin ningún tipo de cuestionamiento, de porqué me está sucediendo esto y no esto otro.
Correspondencia.
Recuerdo cuando aún no entendía mucho el significado de «tenemos exactamente aquello que atraemos». Atraemos lo que atraemos porque tiene que ver con nosotros, y no atraemos lo que no tiene que ver con nosotros. Por eso no es casualidad que a mí me pase lo que me pasa y a otra persona otra cosa que tenga que ver con lo que lleve dentro.
Mira tus resultados y sabrás lo que has entregado.
No es suerte, es correspondencia. No es casual, es causal. La ley de la correspondencia tiene que ver con esta frase. A medida que fuí interiorizando la frase con lo que significaba y fuí experimentando con ello, cada vez me quedaba más claro el potencial de lo que conlleva.
Por ello aprender a descubrirse cómo uno está,
Qué me impide avanzar, pensar, plantearme algo para hoy, ser consciente de mí y diferenciarlo de condicionamientos y mandatos, es lo que hace posible que viva mi vida como quiero vivirla y no como una imposición.
Si soy correspondiente conmigo misma y me hago caso y me salgo de la víctima y del qué le vamos a hacer, podré conectar con mi propia capacidad, mi propio poder y haré de mi vida lo que quiero, y desde luego el entorno me devolverá correspondientemente.
¿Tú qué eliges? ¿Qué vas a hacer con tu día?