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La importancia del contacto constante en la infancia

El amor, la paciencia y la comprensión son fundamentales en la crianza. No estás malcriando, estás amando. Estás dando a tu hijo lo que necesita, estás respondiendo a sus necesidades, estás construyendo un vínculo de amor y confianza que le acompañará durante toda su vida.

¿Os sucede que os sentís presionados por la sociedad, por las expectativas y las normas no escritas de la crianza, que os llevan a sentir que debéis hacer ciertas cosas para evitar malcriar a vuestros hijos e hijas? ¿Sentís que debéis enseñarles a dormir solos, a acostumbrarse a su habitación, a ser independientes desde una edad temprana?

A veces, incluso podéis llegar a pensar que debéis dejarles llorar hasta que se cansen, con la idea de que deben aprender a autoconsolarse, a entender que no podéis estar todo el rato pendientes de ellos. Esta sensación puede ser abrumadora, puede hacer que os sintáis culpables o inseguros, cuestionando vuestras decisiones y vuestro instinto parental.

Pero es importante recordar que cada niño es un mundo, cada uno tiene su ritmo y sus necesidades. No todos los niños están listos para dormir solos o para pasar largos periodos de tiempo sin contacto físico a la misma edad. Algunos necesitan más tiempo, más contacto, más seguridad. Y eso está bien.

La crianza no es una ciencia exacta, no hay un manual que funcione para todos los niños. Lo que sí hay son padres y madres que aman a sus hijos, que hacen lo mejor que pueden con las herramientas que tienen. Y eso es lo más importante.

Así que, si sentís que vuestro hijo o hija necesita más contacto, más tiempo con vosotros, no dudéis en dárselo. No estáis malcriando, estáis respondiendo a sus necesidades, estáis construyendo un vínculo seguro y fuerte que les ayudará a crecer seguros y felices. Y eso es lo más importante.

La necesidad de contacto en los recién nacidos

La petición de los niños o niñas, especialmente los recién nacidos, no es nunca un capricho. Ellos piden y tienen la necesidad de estar constantemente en contacto. Este contacto no es solo físico, sino también emocional. Necesitan sentirse seguros, protegidos, amados. Necesitan saber que están en un entorno seguro donde pueden explorar, aprender y crecer.

Es cierto que hay niños o niñas que están bien y se sienten cómodos si no están todo el rato en contacto. Cada niño es un mundo y tiene su propio ritmo. Pero es muy habitual que los niños quieran estar en contacto todo el rato contigo en el día y en la noche, sobretodo durante los nueve primeros meses.

Estos nueve primeros meses son fundamentales para su desarrollo. Durante este tiempo, los niños están aprendiendo a conocer el mundo, a entender su entorno, a desarrollar sus sentidos. El contacto constante con sus padres les proporciona la seguridad y la confianza que necesitan para explorar y aprender.

El contacto constante no significa que debas estar todo el rato con tu hijo o hija, sino que debes estar disponible para él o ella cuando te necesite. Debes responder a sus necesidades de forma sensible y cariñosa, proporcionándole el apoyo emocional y físico que necesita.

Así que, si tu hijo o hija te pide estar en contacto contigo, no lo veas como un capricho, sino como una necesidad. Estás contribuyendo a su bienestar y a su desarrollo. Y recuerda, no estás malcriando, estás amando. Y eso es lo más importante.

El miedo a malcriar

Entonces, te animo a que no tengas ningún tipo de miedo a estar con el niño o la niña todo el tiempo que quieras. No hay nada de malo en querer estar cerca de tu hijo o hija, en querer compartir momentos con él o ella, en querer proporcionarle el amor y el apoyo que necesita.

Te animo a que duermas con él o que duerma con vosotros si eso es lo que os hace sentir cómodos y seguros. El sueño compartido puede ser una experiencia maravillosa, llena de momentos de conexión y de amor. Puede ser una oportunidad para fortalecer vuestro vínculo y para proporcionar a tu hijo o hija la seguridad y el confort que necesita.

Porque ahora mismo, en esta etapa de su vida, es prácticamente casi vital en ellos para su nivel de maduración de los sistemas. El contacto constante, el amor, el apoyo, todo esto les ayuda a que se auto regulen, a que aprendan a entender y a manejar sus emociones, a que desarrollen su autoestima y su seguridad en sí mismos.

Y no solo eso, sino que también les ayuda a que todos los sistemas, cardíaco, respiratorio, etc, se vayan desplegando de una forma correcta. El contacto constante, el amor, el apoyo, todo esto contribuye a su desarrollo físico, a su salud, a su bienestar.

Así que, no tengas miedo. No estás malcriando a tu hijo o hija, estás proporcionándole lo que necesita. Estás contribuyendo a su desarrollo, a su crecimiento, a su felicidad. Y eso es lo más importante. Así que, disfruta de estos momentos, de este tiempo juntos. Porque son únicos, porque son irrepetibles, porque son preciosos. Y porque tu hijo o hija lo necesita. Y porque tú también lo necesitas.

Un mensaje de ánimo

Entonces, desde lo más profundo de mi ser, os deseo todo mi ánimo. Si estás considerando dar este paso, si estás pensando en cambiar tu forma de crianza, en estar más tiempo con tu hijo o hija, en compartir más momentos con él o ella, quiero que sepas que no tienes nada de qué sentirte culpable.

No estás malcriando a tu hijo o hija. Al contrario, estás respondiendo a sus necesidades, estás proporcionándole el amor y el apoyo que necesita para crecer y desarrollarse de forma saludable. Estás construyendo un vínculo fuerte y seguro que le ayudará en su camino hacia la independencia.

Es para gozarlo, para disfrutar de cada momento, de cada risa, de cada abrazo. Porque estos momentos son únicos, irrepetibles. Porque estos momentos son los que construyen la infancia de tu hijo o hija, los que construyen vuestro vínculo, vuestro amor.

Y sí, ya se irán. Crecerán, se harán independientes, empezarán a explorar el mundo por su cuenta. Y eso está bien, eso es parte de la vida. Pero no te preocupes, no tienes que apresurar este proceso. Deja que ocurra a su propio ritmo, deja que tu hijo o hija te guíe.

De momento, aprovecha. Aprovecha cada momento, cada oportunidad para estar con tu hijo o hija. Porque estos momentos son preciosos, porque estos momentos son los que importan.

Así que, no tengas miedo. No te sientas culpable. Estás haciendo lo mejor para tu hijo o hija. Y eso es lo más importante.

Reflexión final

En conclusión, es vital recordar que cada niño es un ser único, con sus propios ritmos y necesidades. No existe una fórmula mágica o un manual universal para la crianza de los hijos. Cada niño es un mundo en sí mismo, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro.

Sin embargo, hay algo en lo que todos los expertos coinciden: el amor, la paciencia y la comprensión son fundamentales en este proceso. Estos son los pilares sobre los que se construye una crianza saludable y positiva. El amor incondicional, la paciencia para entender y respetar los ritmos del niño, y la comprensión para interpretar sus necesidades y responder a ellas de la mejor manera posible.

Así que, si sientes que tu hijo necesita más contacto contigo, no dudes en dárselo. No estás malcriando a tu hijo, estás respondiendo a sus necesidades. Estás proporcionándole el amor y el apoyo que necesita para crecer y desarrollarse de manera saludable.

Estás contribuyendo a su bienestar y desarrollo, estás ayudándole a construir su autoestima y su seguridad en sí mismo. Estás proporcionándole las herramientas que necesita para enfrentarse al mundo y a sus desafíos.

Y recuerda, no estás malcriando, estás amando. Estás dando a tu hijo lo que necesita, estás respondiendo a sus necesidades, estás construyendo un vínculo de amor y confianza que le acompañará durante toda su vida.

Porque al final del día, eso es lo que realmente importa. No se trata de seguir una fórmula o un manual, se trata de amar, de comprender, de tener paciencia. Se trata de criar a un niño feliz, seguro y amado. Y eso, sin duda, es la mejor fórmula para la crianza.

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