Amo ser terapeuta.
Recuerdo hace muchos años, recién terminada la carrera en Salamanca, allá por el 99, quise ir practicando conmigo misma y hacer terapia de grupo para poder participar en él con más gente e ir viendo qué iba pasando en mí, ir conociéndome, ir descubriendo “en el campo” más allá de libros y teorías de las asignaturas.
La Cohesión del Grupo
Hacíamos sesiones de unas dos horas y media a la semana. Logramos un grupo bastante cohesionado. Un día la terapeuta preguntó que a qué nos queríamos dedicar, en qué queríamos trabajar. Todas las personas del grupo fueron contestando; que si heredaré el negocio familiar, que si esto que tiene más salidas (aunque no les gustara), que si lo que sus padres habían elegido para ellos, o lo que sus padres pudieran pagarles, o, que si ya veremos cuando llegara el momento. A medida que los escuchaba en mí iba surgiendo una sensación clarísima y cuando me llegó el turno mi respuesta fue:
Trabajar en Algo que se Parece a Mí
“Quiero trabajar en algo que se parezca a mí”. Se hizo un silencio absoluto. La terapeuta me miró y miró al grupo, y les preguntó que qué les había parecido mi respuesta.
Invertir el Tiempo de la Mejor Forma Posible
Pienso que estamos muchos años de nuestra vida trabajado y todo ese tiempo merece ser invertido de la mejor forma posible y no se me ocurre una forma mejor que hacerlo en algo que se parezca a uno mismo, ya que así uno se implica en ello, pone pasión y crece constantemente, dándole sentido a su vida, porque al mismo tiempo que aportas, te aporta. Todo lo contrario de “tener que ir a currar”, esperando que llegue el viernes o las vacaciones, y convirtiendo todas las semanas en lo mismo, no encontrándole sentido a nada más allá que poder pagar la hipoteca.
Descubrir el Propósito de la Vida
Esto implica, por supuesto, querer saber a qué has venido a este mundo.
¿Ya lo sabes o lo quieres descubrir?
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